José Hilario López fue nombrado ya en propiedad cura de la
viceparroquia de Los Laboyos en el año de 1818. En este año algunos de los
vecinos de la viceparroquia, resolvieron construir sus casas de habitación en
el sitio que denominaban Pitalito, situado a dos leguas al noreste de la aldea
los Laboyos, atraídos por lo pintoresco de la región, por la feracidad del
suelo, la bondad del clima y la abundancia de sus aguas así como de materiales
de construcción. A éstos siguieron otros y otros en el mismo año, dando por
resultado que la aldea de los Laboyos se despobló en muy poco tiempo, porque
casi todos sus habitantes se trasladaron a poblar la región de Pitalito en la
hacienda de Cálamo y colindando con la hacienda de Solarte donde existían ya
más de dos mil cabezas de ganados vacuno y caballar.
Como consecuencia, José Hilario López construyó una capilla
de paja en esta nueva región, la primera que hubo en aquel lugar, situada en
donde se encuentra en la actualidad el templo de San Antonio, en cuyo frente
demarcó la plaza, y a sus costados las calles de la nueva población, lo que se
efectuó en el año de
1819.
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